viernes, 17 de julio de 2009

¿Conoces a Jesús?

Este es un tema evangelístico, pero que también puede abrir los ojos a creyentes de tiempo (me incluyo), Dios los bendiga

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Juan 1:29-34; 1 Juan 2:3-6; Job 42:3-6

Introducción.

A Juan, el último de los profetas, le correspondió señalar con su dedo al Mesías esperado. Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. En ese momento quedó cumplida su misión: preparar el camino y presentar al Mesías. Dos veces dice Juan: “Yo no lo conocía”. “El que me envió a bautizar con agua, me dijo: Aquel sobre el que veas descender el Espíritu y permanecer sobre El, ese es el que bautiza en el Espíritu Santo”. Muy importante fue para Juan saber que Jesús era el Mesías. Con todo, junto con ese conocimiento de la misión de Jesús, tuvo otro mas decisivo en su relación con El: el conocimiento de la adhesión personal, dejó su ministerio personal para que el ministerio de Jesús creciera y envió a dos de sus discípulos que siguieran al maestro, reconociendo que Jesús era el señor y a El tenía que servir y adorar.

¿Conoces a Jesús realmente?

Desarrollo.

1. ¿Conoces a Jesús o conoces de Jesús?

En la relación entre las personas, cuenta ante todo el conocimiento que da el amor. Conocer a alguien como persona es completamente distinto de conocer datos como su edad, fisonomía, profesión, etc. Conocer datos de una persona es reducirla a la calidad de objeto, el conocimiento de una madre a su hijo o de un enamorado a su amada es de otro orden. Por el amor la persona deja de ser objeto y se transforma en un Tú semejante al Yo. Es útil conocer datos sobre Jesús, cuando nació, como murió, que predicaba, milagros que hizo, etc. Pero lo que de veras interesa es el conocimiento propio del amor. Solo quien ama tiene experiencia de quién es el otro, y comparte su Ser. Entre quienes se aman se da la comunión; cada uno siente lo del otro como propio, y recordemos que eso es el Reino de los cielos; comunión con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo, y en El comunión con los hermanos.

De acuerdo a esta definición del conocimiento, ¿como podemos darnos cuenta que conocemos al Señor Jesucristo?

2. ¿Cómo saber si conozco a Jesús?

En la oración, cuando contemplamos a nuestro amado, sin dedicarnos solo a pedir cosas, sino a estar con aquel a quien amamos, entramos en comunión con Dios y eso es conocerlo. El apóstol Juan es claro cuando dice: “quien no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor”. Nos quiere decir que hay que tener una experiencia del amor para saber quien es el Señor. ¿No es cierto que cuando amamos y somos amados, consideramos que no hay experiencia mejor?. Pero el amor es un modo de ser; nadie ama a Dios si no ama al prójimo, el mismo apóstol Juan nos vuelve a hablar: “en esto hemos conocido el amor, en que El puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?. Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad”. Esta es la forma infalible de saber si conocemos a Jesús el Señor, no el hombre de la historia que anduvo en Galilea, sino al Salvador y Señor de la humanidad, a quien debemos adorar y rendir todo honor y Gloria.

El egoísmo que se muestra en nuestras vidas implica un desconocimiento absoluto de la persona de Jesús, no conocemos su obra y no tenemos una comunión personal con El, estamos aislados y ensimismados, como los anacoretas del III siglo, que creían que apartándose del mundanal ruido, podían tener una mejor comunión con Dios, negando de esta forma lo mejor de Dios, que es dar. “Porque de tal manera Dios amó al mundo, que dio a su hijo unigénito”. La vida es comunicación y eso es conocerse, dijimos algún tiempo atrás que la venida del Salvador al mundo es el grito de Dios, donde nos comunica a raudales su amor. Si nosotros proclamamos conocer a Jesús, debemos estar dispuestos hasta dar nuestras vidas por El, o por nuestros hermanos, debemos ser capaces de crucificar al Yo, y reemplazarlo por el Tú, la comunicación debe aumentar, es decir la capacidad de dar, yo doy, tu das, el da, nosotros damos, y que ocurre si todos conjugamos de esta forma el verbo, que todos recibimos, esto es comunicación, lo contrario del aislamiento y ostracismo en que se debate esta humanidad. Si decimos conocer a Jesús hay que mostrarlo, y esta es la forma concreta de hacerlo, lo demás es teoría y buenas intenciones.

Conclusión

Hoy es tiempo de considerar, cual es nuestro conocimiento del Señor Jesús, cuanto lo amamos, y cuanto estamos dispuestos a dar por su nombre. La palabra del Señor está llena de la personalidad de su autor, nos muestra claramente como debemos actuar aquellos que decimos conocerlo, en los pasajes que hemos leído se nos muestra a aquellos que han conocido a Jesús, como han actuado frente a este conocimiento, han hecho su adhesión personal, Juan terminó con su ministerio y envió a dos de sus discípulos a seguir a Jesús, el apóstol Juan, nos enseña que hay que amar a los hermanos de una forma concreta y no de palabra, si realmente conocemos al Señor. Entonces ahora solo falta que cada uno de nosotros tome una decisión personal frente al conocimiento del Señor y haga su propia adhesión a la causa del Señor, amando a sus hermanos, dejando el egoísmo y comunicando lo que tiene, es decir dando, compartiendo, luchando cada día contra las astucias de este mundo y su Rey, no mirando cada uno por su propio bien solamente, sino también por el de los demás, venciendo de esta forma el egoísmo, imitando al maestro que dio su vida por nosotros, el máximo ejemplo de generosidad, haciendo esto mostraremos que realmente conocemos a Jesús. Que hoy sea el comienzo de una nueva etapa en nuestras vidas, para que mostremos el conocimiento que tenemos del Señor.

Autor y fuente: centraldesermones.com / con ciertas modificaciones que hize para mejor entendimiento

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Dios, el mejor Padre

Hace exactamente 2 semanas que ya soy padre biológico (porque padre espiritual ya era).

Si, nació Agustín (Agus, para sus papitos y amigos) y es un regalo de parte de Dios invaluable, que llena de gozo mi corazón y mi vida....

Algo que me hizo reflexionar el domingo pasado, fue que despues de 9 días de nacido y de estar tranquilito, todo bien sin complicaciones, ni llantos ... empieza a llorar sin razón aparente, mi esposa intenta calmarlo con leche, con paseos, etc... pero nada, al igual que mi esposa me preocupe, me desesperé, ore, y no sabía que más hacer.

Gracias a Dios despues de un par de horas se calma y algo que vino a mi mente es este pasaje: "Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo á los que lo pidieren de él?" (Lucas 11:13), entendí que si yo me desesperé de preocupación por mi hijito por que lo amo, cuánto más Dios que nos ama tanto se preocupa, nos cuida y vela por nosotros.

Necesite ser padre para entender en este sentido a Dios como mi Padre.

Dios es bueno y nos ama, dice la Palabra que nos ama más de lo que nosotros podemos amar a nuestros hijos (y noten que yo amo a mi hijo muchiiiiisimo).

Gracias Dios por tu amor, por preocuparte por mí, por velar por mí, por guardarme, por que hoy te entiendo en tu amor como mi Padre.

Gracias mi Señor...

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jueves, 16 de julio de 2009

¿Se pierde la salvación cuando pecamos?

“¿La salvación se pierde cuando uno peca? Ayuda para entender este tema.”

Difícilmente haya cristiano, sincero en su corazón, que no se haya hecho esta pregunta. Ahora bien, debido a que son respuestas y no estudios completos (lo que llevaría mucho más tiempo y espacio) trataremos de ser concretos. A la vez que daremos datos bíblicos para que cualquiera pueda profundizar el tema mediante su propio estudio en la Biblia.

En este caso responderemos a la pregunta reflexionando sobre dos aspectos ligados a la misma. Esto es: 1. ¿La salvación se pierde? 2. ¿que debe hacer el cristiano cuando peca?

1. ¿La salvación se pierde?

Cuando nos acercamos a las páginas de la Biblia con objetividad, encontramos con sorpresa que hay suficientes cantidad de textos bíblicos, ya sea para afirmar que la salvación se pierde, como también, que no se pierde. ¿Es esto un problema? Sólo si tomamos textos aislados. Olvidando así, que la Biblia debe estudiarse como un todo. Ya que toda la Biblia es palabra de Dios. (Nunca olvide esta regla nemotécnica: “un texto sin su contexto, más que texto es un pretexto”).

Lo primero que tenemos que ver entonces es, lo que Dios afirma acerca de la salvación. Lo veremos en este orden:

a) Dios no quiere que nadie se pierda. 2 Pedro 3:9

b) Dios no envió a Jesús para condenar sino para salvar a la humanidad. S. Juan 3:17

c) Así, el regalo de Dios para los que se arrepienten y creen es la vida eterna. Lucas 5:32; Juan 3:3; Romanos 6:23.

La Biblia es muy clara en esto. El deseo del corazón de Dios es que cada ser humano sea salvo. Y esa es la oportunidad que se nos brinda a través de Jesucristo. Dios siempre quiere lo mejor para nosotros. Juan 316; Lucas 19:10; Romanos 5:8.

En segundo lugar la Biblia afirma que hemos nacido de nuevo. Dios lo dice, así que nunca dude. Aún así puede meditar en los siguientes textos. I Pedro 1:3-5; Juan 10:27-29; Romanos: 38,39 y Efesios 1:13.

En tercer lugar, aunque usted es salvo, la Biblia nos alerta de que ¡no debemos descuidar nuestra salvación! ¿Qué quiere decir esto? El Nuevo testamento afirma reiteradamente que aunque ya hemos recibido la salvación esta todavía no se ha consumado. Lea I Tes. 5:8-10 note que Pablo por un lado le dice a los creyentes de Tesalónica que se vistan “con la esperanza de salvación cómo yelmo.” Y luego añade que Dios nos ha puesto “…para alcanzar salvación.” Así vemos que la salvación es nuestra en el presente pero debe consumarse en el futuro. Parece contradictorio pero no lo es. De la misma manera, por ejemplo, cuando una persona ha recibido una herencia y está legalmente todo establecido, pero hasta que no se cumplan las condiciones que pueden ser, hechos concretos, fechas etc. no podrá disfrutar plenamente de la misma. Sin embargo mientras espera es el dueño de la herencia. Así con el cristiano y su herencia o salvación.

Relacionado con esta advertencia el escritor de hebreos nos exhorta, casi con desesperación santa a no descuidar nuestra salvación. Lea Hebreos 2:1-3 atentamente. El v. 1 nos advierte del peligro de “deslizarnos”, el v.2 la consecuencia para los que desobedecen deliberadamente y el v.3 dice: “¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande…?”

Así vamos concluyendo, que aunque somos salvos, cada día debemos vivir en una actitud de arrepentimiento. Con el deseo de vivir en santidad. Es importante entender, que es imposible que un cristiano no peque. Aun Pablo expresaba su conflicto con el pecado en su propia naturaleza humana cuando decía “no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago” y pone fin a su lucha interior exclamando “gracias doy a Dios por Jesucristo señor nuestro.” Lea Rom. 7: 15-25. El ser cristiano no me libra todavía de mi naturaleza pecadora. Lo que debe quedar claro es que el pecado siempre en la vida del cristiano debe ser una excepción, nunca una forma de vida. La salvación no se pierde cuando pecas a menos que lo hagas deliberadamente y decidas vivir voluntariamente lejos de Dios. En ese caso vale la advertencia “¿cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande?”…el descuidado es el que no le importa la salvación…mientras que el verdadero cristiano siente la necesidad de buscar a Dios en arrepentimiento día a día y de agradarle.

2. ¿Qué debe hacer el cristiano cuando peca?

Es normal que luego que hemos pecado nos sintamos deprimidos y con un hondo sentimiento de culpa. En realidad esto es bueno. El Espíritu Santo nos muestra su tristeza para que reflexionemos y nos volvamos a Dios en arrepentimiento.

Lo primero que debemos hacer es volver a Dios y pedirle perdón. Debemos hacerlo cuanto antes. Alguien dijo que lo importante no es las veces que te caes sino lo rápido que te levantas. Dios es nuestro padre. No nuestro juez. Es un padre misericordioso. El es paciente y todo amor.

Lo segundo, creerle a su palabra. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” I Juan 1:9 Una vez que le cuenta a Dios su falta y le pide ayuda para superar ese hábito o debilidad, quédese tranquilo, recuerde que él es fiel y justo. No usted. El. Y El ha decidido amarle y perdonarle siempre. Ah! Y no se preocupe si a veces tiene que ir muchas veces en un día…su amor es eterno. Isaías 1:18 En tercer lugar, eche fuera de su mente el espíritu de condenación. Dios perdona y olvida. Haga usted lo mismo. El padre celestial te dice: “Yo, yo soy el que borró tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.” Isaías 43:25; Romanos 8:1 ¡Alégrese en el perdón liberador del Padre por medio de Jesucristo! Y recuerde la salvación consiste en una decisión voluntaria de amar a Dios por sobre todas las cosas cada día.

“Amados míos, así como mientras estuve con ustedes, solían obedecer fielmente mis instrucciones, ahora que estoy lejos deben procurar mucho más hacer las cosas como corresponde a los salvos, obedeciendo a Dios con gran reverencia, apartándose de cuanto pueda desagradarle.” Fil. 2:12 (LA BIBLIA AL DIA INTERNACIONAL) Anote estos textos y memorice alguno de ellos para cuando sienta dudas del perdón o se sienta en condenación. Ef. 1:6,7; Salmo 85:2; 2 Cor. 5:17; Salmo 103:12; 1 Juan 1:9 y 2:1; Heb. 8:12; Isaías 1:18; 43:25; 55:7; Col. 2:13 y 3:13; Mar. 11:25; Jer. 33:8; Sal. 32:1,2.

Autor y Fuente: centraldesermones.com

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El ángel de la muerte (Reflexión)

En cierta ocasión, el amo de una viña grande mandó a uno de sus mejores criados a realizar compras en la ciudad de Samaria. Llegado éste a la ciudad se encontró cara a cara con otro ser que le quedó mirando fijamente. El criado se sintió profundamente turbado por aquella mirada penetrante del sujeto. Acto seguido, se dio media vuelta y regresó a toda carrera hasta la viña de su amo. Llegando a la viña, tomó rápidamente un caballo y se subió en él. Entonces, el amo preocupado por aquella rara actitud de su criado le preguntó: -¿Qué es lo que te pasa? - El criado respondió: - Cuando llegué a Samaria me encontré con un sujeto vestido con una capa negra que me hizo una mirada penetrante que me turbó y ahora he decidido huir de este lugar e irme a Jerusalén.

Diciendo estas palabras se alejó de allí rápidamente. Entonces, el amo se dirigió a Samaria en busca de ese sujeto vestido con capa negra y con una mirada penetrante y rara. Encontrándole, sentado en una plazoleta, el amo se acercó y le dijo: - Oiga ¿Porqué Ud. asustó hoy día a mi criado con una mirada rara? - El sujeto le respondió: - En honor a la verdad, señor, debo decirle que yo soy el ángel de la muerte y que no lo miré en forma rara. Lo que pasa es que me quedé admirado de haberle encontrado acá en Samaria siendo que esta noche yo tengo una cita con él en Jerusalén.

Muchas gente alrededor de nosotros hablan y se ven muy valientes pero como la mayoría, le tiene miedo a la muerte. ¿Qué hay en la muerte, que no importa si eres rico, pobre, intelectual o analfabeta, de alta sociedad o baja, todos le tienen temor a este momento de su vida? Bueno, algunos, no todos. Los cristianos, los ¡hijos de Dios! Sabemos cual es nuestro destino, nuestra morada, para donde vamos. Jesucristo dijo en (Juan 14:1–4) "No se angustien ustedes. Crean en Dios y crean también en mí. 2En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a prepararles un lugar. 3Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén en el mismo lugar en donde yo voy a estar. 4Ustedes saben el camino que lleva a donde yo voy."

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